II.- Saben aquel que diu que va un Sueco, un alemán, una italiana y un español y entonces…

Me abre un teutón jovencico con cara extrañada. Le digo “I’m the new voluntier” y me respondió  “won’t you arrive tomorrow?”. Le pago a Bili el rápido. Dice que se llama Carl y esta con una gabacha que decía que se llamaba Leule, o algo así. Acogida fría, digna de los malditos nazis cabezas cuadradas. Me autoenseño el piso. Le pregunto por mi habitación y mil cosas más. No hay comunicación. La pareja de guiris se pone a mirar mierdas por internet y yo me echo una siesta en el balcón tras más de 35 horas sin dormir. Sol en la cara. Vitamina C. Brisilla. Tiempo seco. Se esta agustico.

Vistas desde mi terraza

Me despierto de la siesta. Un poco de charla intranscendental con la parejo franco-germana. Llega Anita, la italiana y empieza a moverme cosas. Se nota que es la que parte el bakalao. Un rato de charleta y nos vamos a cenar por ahí. Por donde vivo es una mezcla del barrio san Antonio y la Zarcilla, pero llegamos al centro de la ciudad y es como una corredera. Mucha peña de paseo. Muchos bares. Mucho ambiente. Mola.

 De paseo por la Corredera Bitolense

 

Los guiris son de cenar temprano y a las 7:30 ya tienen hambre. Usando mis métodos de control mental los convenzo para dar una vuelta y abrir el apetito. Hay coches eléctricos. Hay chiringuitos. Hay ultrafolk (¡VIVA EL ULTRAFOLK!). Sin dudas es feria (creo, tal vez aquí la vida sea una feria continua. Un tiovivo de sensaciones, vaivenes  y sube-bajas).(Me queda pendiente poneros un youtube de ultrafolk)

Volvemos a subir “Corredera” pa’rriba. Nos encontramos con un jipi que nos saluda efusivamente. Más tarde (bastante) me enterare que es nuestro otro compañero de piso Robin, el sueco. Va con tres payas y un gitano. Tras más de 20 horas sin entender una casi mierda empiezo a recibir claras las palabras, mi cerebro empieza a ordenar los giros verbales, percibo hasta el olor de la conversación.

Mi compi Robin tras caersele el movil a una fuente

Efectivamente… eran españoles. Uno de almeria (estuvo en San Juan en la misma playa donde tuve el incidente “hoguera”). Otra de Santander (o por ahí). Otra. Y una que es amiguisisima de la Tere, la amiga jipi del Dieguico.

Cenamos (ensalada de pepino, tomate y queso ¿feta?  vamos una ensalada ShepSKA de toa la vida) y pizza vegetal (putos vegetarianos). Ahora se jodian los guiris, porque hablábamos en español, que es lo que mola. Decían que estuvieron en una fiesta de la cerveza en casa de unos americanos (a lo típica fiesta americana, a lo krispi en Grana) y que durmieron en los típicos sitios extraños.

Acompañamos a la cántabra ¿Cristina? a coger un taxi que la deje en Tesalónica. Ya había perdido un vuelo anteriormente. Se había comprado otro billete (Tesalónica-Milán-Santander… telita). Dice que le piden 85 € por llevarla a tesalónica. Son unos 230 Kilómetros. Le doy el número de mi colega Bili. No le responde. ¿Se habrá bebido ya la botella de 3 litros de Absolut Vodka®?. Al final se pilla el taxi por 85 napos. Son casi 500 kilómetros para el taxista y pasar una frontera. (Mi bili me trajo por 40 y me dijo que en la frontera dijera que era colega de un colega y que me llevaba por gusto, porque el otro se lo pidió).

Por supuesto se vinieron a dormir a mi piso (y a mi habitación para más INRI). Mi habitación es la sala de estar. Otra vez. Me gusta dormir en sofás. Y hacer otras cosas en ellos también. Que cada uno entienda lo que quiera/pueda.Volvemos al piso. Nos tomamos unas tazas de Rakia (http://es.wikipedia.org/wiki/Rakia). Calor en el pecho. Niebla en la cabeza. Tonterías de alto octanaje salen de nuestras bocas, mezcla del alcohol graduación y el sueño. Decían que llevaban dos semanas a tope y estaban echos una mierda. Cigarro en el balcón mirando las estrellas. Ellos pillan colchones en el suelo. Yo a la cama.

…. Al sofá que diga…

 Mi habitación